Bueno amigos, pues quien me iba a decir a mí que acabaría yendo a una exposición dedicada a la obra de Francisco Ibáñez. Porque como ya saben aquellos que me conocen, no me gustan Mortadelo y Filemón, ni Rompetechos, ni la mayoría de tebeos de humor de la escuela Bruguera. Sin embargo, adoro las historias de 13 Rue del Percebe, me parecen tronchantes (y series como La Que se Avecina o Aquí no Hay Quien Viva, han bebido mucho de la obra) las peripecias de esa comunidad.
Pero al César lo que es del César, y Paco Ibáñez es un mago del humor y de la historieta y un tipo que lleva más de sesenta años publicando tebeos (aunque se rumoree que desde hace tiempo usa “negros”) se merece todos mis respetos. Él solito es el mayor representante de la escuela Bruguera, editorial para la que trabaja desde los años 50, momento en el que pese a la censura, se vivió un relativo buen momento para la aparición de varias publicaciones de humor gráfico, gracias a la aparición del Ministerio de Comunicación y Turismo en 1951.
No obstante, sus primeros trabajos se publicaron principalmente para la editorial Marco, donde se dedicó sobre todo a continuar las historias de los personajes creados por Emilio Boix. De todas formas, allí ya creó algunos de sus primeros personajes donde quedaba de manifiesto, su humor gamberro y ese toque social tan característico, con protagonistas de a pie de calle, que normalmente están evocados al fracaso y que son esencialmente torpes, cualidad de la que suele extraer la mayor parte de sus gags.
La exposición se abre con una inmensa galería donde en forma de bocadillos, se va explicando la evolución de Ibáñez, desde su nacimiento, pasando por todos sus trabajos, deteniéndose siempre en todo lo relacionado a Mortadelo y Filemón, desde que protagonizasen sus primeras viñetas en 1958 – años antes de “El Sulfato Atómico”- esta parte me ha parecido especialmente interesante, porque he descubierto algunos personajes suyos que no conocía, como las series promocionales de Pepsi Man o Kinito.
Hay numerosas vitrinas con ejemplares de todas las revistas donde ha publicado, de todas las épocas, ediciones en otros idiomas ¡incluso ruso! Y de todas las editoriales y formatos, ejemplares extraídos de colecciones privadas o la biblioteca nacional, se me caía la baba viendo esa historia en papel. Pero para baba e incredulidad la selección de Merchandising, decenas de chorra objetos, de los cuales tuve bastantes de pequeño, como el juego de cinta de Spectrum, los puzle llaveros o los muñequitos de plástico de cropan.
También, en la misma sala del merchandising había videos del making off y el doblaje de la nueva película de animación. Sobre las adaptaciones de Mortadelo y Filemón, hay varias referencias a las dos producciones de imagen real de este siglo, pero ninguna a la serie de animación que pudimos ver en los años 90 en Antena 3, gran fallo.
Todas las paredes de la sala del Círculo de Bellas Artes, estaban hasta los topes de material gráfico, ya fueran viñetas o dibujos de Ibáñez (como el Robo-Mortaledo), infografías de un personaje u otro, textos explicativos de gente como Antonio Martín o directamente una gran galería de originales, que personalmente fue lo que más me gustó junto con el collage multicolor que servía de Photocall al público.
Son tres euretes de nada, a los puristas o fans más acérrimos puede que resulte escasa, pero a mí me gustó bastante.